Bajo el capó de un banco digital
Si hay algo que se puede extraer de los trastornos que ha sufrido el sector en los últimos cinco años, es lo siguiente: no importa en qué fase de madurez se encuentre, ha llegado el momento de revisar su núcleo. Irónicamente, esta es la única sugerencia que no propondrán ni el banco ni una empresa tecnológica.
La reticencia es comprensible; una transformación de núcleo no es una empresa pequeña. Es relativamente cara y el resultado de tal transformación no está totalmente garantizado. Pero hay algo más en esta reticencia. Se basa en dos grandes preocupaciones por parte del banco.
- Miedo al desgarro y la sustitución
- Integración ineficaz
Los bancos tienen un nombre para la tecnología que sustituye al sistema heredado sin interrumpir los servicios. Lo llaman unicornio. Es muy admirado y publicitado, y la gente parece saber exactamente cómo es, pero nadie ha visto realmente uno. Por eso cualquier propuesta que implique al núcleo se mira con una buena dosis de escepticismo.
Independientemente del número de funcionalidades que se presenten, la nueva tecnología sólo puede añadir valor al viaje del banco si resuelve esas dos preocupaciones del banco. Está claro, por tanto, que cualquier tecnología que pretenda ayudar a un banco en su viaje digital no puede hacerlo basándose únicamente en la funcionalidad de las características. Tiene que profundizar y abordar la arquitectura subyacente de lo que significa ser un banco digital.
Las aspiraciones digitales de un banco pueden encontrar resonancia en alguna etapa de un espectro. Sin embargo, sea cual sea el resultado, debe satisfacer los principios de la Propuesta 5E. He aquí cómo sería un banco verdaderamente digital a nivel arquitectónico.
Abra el capó: Arquitectura de referencia Digital 360
Tomémonos un momento para asimilar ese esquema. A primera vista, se ven varias capas en la arquitectura. Fíjese bien y verá que, en realidad, sólo hay tres capas.
1. Capa de gestión de la experiencia:
Comprende las dos capas superiores que se ven en el esquema: controles de acceso y puntos de acceso. Sin dejarse llevar por funcionalidades como los BOT o la banca abierta, el ingrediente secreto de esta capa son los protocolos de autoservicio incorporados. Contextual e intuitiva, la capa de gestión de la experiencia es capaz de sintetizar fragmentos de datos transaccionales y no estructurados. Como capa de experiencia, es autosuficiente y no supone una carga para el núcleo existente.
2. Capa de gestión de transacciones:
Esta capa está formada por los procesadores de sus productos y los servicios fundamentales. Sólida y escalable, la capa de transacciones está basada en estándares y es abierta. Funcionalmente rica y relevante para el mercado. Una faceta importante de esta capa, que como puede ver es completa en sus procesadores de producto, es también altamente modular. Esto significa que puede elegir activar o desactivar módulos a medida que crece.
3. Puente digital:
Digital Bridge es un gran avance en integración. No sólo para mantener unidos los sistemas internos, sino para cohesionar todo un ecosistema repleto de aplicaciones de terceros. El diseño "API-first" permite una experiencia de despliegue sin fricciones. Es esta capa, que comprende métodos de acceso y servicios empresariales, la que permite una configuración flexible de los productos, vistas de 360 grados en tiempo real y mucho más.
Si un banco se beneficiara de una arquitectura modular, sin fricciones y centrada en el cliente, las decisiones sobre la transformación digital serían bastante más sencillas que en la actualidad. La arquitectura es muy de nuestro tiempo, pero está preparada para el futuro y podría ofrecer a los bancos una forma segura de avanzar.